Por Pablo Doregger (*)
La decisión laboral más importante que usted tiene que tomar es como orientar su propia carrera. No siempre es la decisión que pensamos más y mejor. Nuestras opciones son acotadas, pero podemos elegir. ¿Cuáles son estas alternativas y cuáles los criterios orientadores? En este artículo detallo algunos de estos criterios. Su caso personal seguramente presenta características propias. Quedo a su disposición para analizarlas en conjunto.
1 – Punto de partida
Antes de entrar en tema, aclaro desde dónde escribo. Soy formador y consultor en logística y disciplinas afines desde hace más de dos décadas. Muchos de estos asesoramientos terminaron centrándose en el tema de los llamados recursos humanos. He conversado sobre temas mencionados en esta nota con cientos, probablemente miles de colegas. Sobre todo de Montevideo y Buenos Aires, a menudo del interior, a veces de otros países.
Lo que sigue está escrito al correr de la pluma, sin consultar la biblioteca ni a google. Aquí trato de hilar esos casos particulares, más allá del anecdotario. Parto de mi comarca: los que hacemos la logística hoy, aquí: realidad compleja, multiforme y cambiante. Explorando este terreno, no puedo evitar muchas omisiones. Entre ellas, destaco la primera: descreo del nombre mismo de recursos humanos. Prefiero el término gente, que no presupone uso ni instrumento sino que es incluyente y sugiere fin en sí mismo.
Busco motivar la reflexión. Para cuestionarme y cuestionarte. Dejando puntos abiertos al intercambio contigo, con vos. Para eso, te dejo mi mail: pablodoregger@gmail.com
2 – ¿Se puede planificar la carrera?
Si. No se trata de elaborar un plan que se pueda cumplir a rajatabla. Pero si de reconocer deseos, imaginar objetivos, plantear tareas, escenarios y alternativas que permitan hacer un autodiagnóstico dinámico propio para aprovechar oportunidades y anticipar crisis. Eisenhower, que antes de ser presidente de EEUU planificó y dirigió la ejecución del desembarco en Normandía decía: “un plan no es nada, planificar es todo”.
3 – ¿Quién lo tiene que hacer?
Uno mismo. Nunca lo esperen de su empresa, a la que no le podemos exigir plan de carrera ni siquiera empleo seguro, sino empleabilidad (no quedar fuera de los avances, conocimientos y oportunidades a las que podamos aspirar en forma realista).
4 – Diversidad de situaciones.
Cada uno vive una circunstancia propia que constituye su punto de partida. Pero tenemos algo en común: ninguno es pasivo puro (no sobrevive como logista si lo es). Algunos son reactivos y están condenados a apagar incendios, otros pueden elegir en cada caso si ser reactivos o proactivos. La marca de un buen plan de carrera es ver cómo desarrollar la capacidad de ser proactivo (empezando hoy).
4.1 – Niveles
Tenemos capacidades, formación y experiencia variadas. A partir de ellas es que podemos construir. En forma realista pero buscando avanzar siempre, preguntándose hacia dónde y porqué. Permitiéndose la posibilidad de cambiar de dirección.
4.2 – Funciones
La logística es diversa. Me concentraré en una diferencia de tipo de tareas que, para nuestro análisis, es importante:
- a) Logística de distribución: transporte, depósitos, etc. Requiere capacidad de tomar decisiones rápidas y coherentes entre sí.
- b) Planeamiento y gestión de inventarios. Requiere abstracción, reflexión. Tiende a ser “más de escritorio”.
Las dos requieren proactividad, capacidad de relacionamiento y negociación.
Cada una fomenta predisposiciones y actitudes diferentes. Llegaremos a una visión plena de la logística generando experiencia en ambas. Para planificar la carrera en logística debemos buscar las oportunidades de generar estas experiencias. Podremos luego elegir, pero si nos especializamos en una sola, lo haremos a partir de una limitación.
Abro un paréntesis. La planificación es un terreno en que participan exitosamente mujeres, acá y en los países desarrollados. En cambio, en la gestión de distribución siguen arraigados los prejuicios de género.
4.3 Circunstancias individuales
Podemos tener más o menos grados de libertad individual de acuerdo a nuestra relación ingresos – egresos, al nivel, la experiencia y el momento de la vida. Es usual tener más alternativas que las que creemos tener en un primer análisis. ¿Cuáles son las tuyas? Mirando para atrás, no solemos lamentar lo que hicimos sino lo que no intentamos.
5 – El momento actual, aquí y ahora.
En Argentina vivimos un momento especial de desazón y riesgo que nos obliga a ser realistas. Y también creativos para encontrar vías de avance si nuestra alternativa laboral actual se cerrara. Esto nos obliga a revisar nuestras aspiraciones y posibilidades, para detectar brechas entre ambas y ver cómo superarlas.
6 – Conócete a ti mismo.
Lo anterior nos lleva a lo del título. Conocernos implica explicitar nuestros deseos, motivaciones éticas en lo individual y lo social, entender que es lo que nos motiva realmente. Que no es solo el dinero, ya que incluye un mix propio de relaciones con los compañeros, superiores y colaboradores, las tareas, las posibilidades de avance y la utilidad hacia la sociedad. Hay que conocerlo y reconocer los cambios y las posibilidades de avanzar equilibradamente en la búsqueda de esos objetivos.
7 – ¿La logística es lo mío?
La pregunta es legítima. Si buscamos la facilidad o el aplauso fácil, la respuesta será negativa.
Todavía hoy la forma de llegar a la logística es porque “caímos ahí”. Y después nos gustó. ¿Por qué?
Para algunos la logística es una tarea por un período corto, pero para otros es nuestra referencia continua, aun incursionando en otros campos.
8 – Las dificultades
Se pueden referir a nuestras actitudes y formas de relacionamiento. Con las dificultades no se pacta, o las vencemos o nos vencen.
A veces son externas. En general, encontramos vías para superarlas. A veces no. Un ejemplo: a veces detectamos deshonestidad o climas patológicamente hostiles en nuestros superiores o pares. Podemos elegir enfrentar. Más frecuentemente elegimos irnos, antes de soportar lo insoportable.
9 – Cambiar de trabajo
A veces no podemos elegir: nos pueden despedir. Es una ocasión (no buscada) para buscar alternativas, que pueden (¿por qué no?) ser mucho mejores.
Pero otras veces encontramos alternativas y tomamos la decisión nosotros. En los análisis logísticos conviene buscar factores intervinientes y sus equilibrios mutuos (trade offs) y formular las preguntas relevantes. En la vida laboral propia también valen estos criterios. Una actitud de análisis pasa por considerar también la pregunta “¿no seré yo?”
Hay empresas y situaciones en las que aprendemos y otras en las que no. Depende de la empresa, del jefe, el momento y la tarea. Y también, claro está, de nuestra actitud.
Una buena pregunta para formularse antes de decidir irse es “¿Qué aprendí en el último año? ¿Cuáles desafíos nuevos asumí?” Si la respuesta no surge, puede ser momento de buscar nuevos aires.
¿Cuántas veces cambiar de trabajo en una carrera profesional? No hay respuestas generales. Pero si tendencias y equilibrios. Si cambiamos cada año o dos, transmitiremos inquietud legítima a un empleador que quiere que podamos generar experiencia interna. Si no cambiamos nunca debemos ver si lo hacemos asumiendo nuevas tareas o si nos quedamos mentalmente en una rutina desgastante.
No hay un set de preguntas que nos indique si debemos cambiar de trabajo. Debemos construir nuestro estilo por introspección, intuición y prueba y error. Si un criterio: las preguntas que conduzcan a una decisión deben ser -al mismo tiempo- amplias y profundas, los criterios de decisión deben ser equilibrados y explícitos.
10 – Aprovechar las oportunidades internas.
Antes de elegir irnos de una empresa hay que animarse a buscar y explorar las oportunidades de rotación interna.
¿Y si no las hay? ¿Hay clima para crearlas?
11 – La formación.
La formación no es una etapa de la vida, debe ser permanente porque los nuevos desafíos lo son. Sirve lo que se aplica, lo que se parte de la propia experiencia y necesidad.
Un criterio para evaluarla es que debe ampliar el alcance de la reflexión más allá del alcance de la acción. Para preparar avances, pero también para comprender los vínculos de nuestra tarea con las cadenas de abastecimiento en las que participamos.
12 – Tu CV
Bajamos a un tema muy concreto y acotado. Pero necesario.
Revisar tu Curriculum Vitae puede ser una buena oportunidad para revisar tu carrera. Obviamente la carrera la entiendo en un sentido más amplio que ejercicio posterior a un título universitario. Vale para el que tiene un título y para el que no. De la misma manera que profesionalidad no se refiere a un título sino a un estilo y forma de encarar el trabajo.
El CV debe ser corto, respetando el tiempo del que lo lea. Típicamente de un par de hojas, aunque esto no sea una receta. Puedo adaptarlo a un fin determinado enfatizando más un aspecto o no mencionando otro.
13 – Pensar toda la carrera.
Los años pasan. Podemos tener mayor o menor necesidad de trabajar y gusto haciéndolo. Hay que aprender a escucharse.
Como tendencia, la independencia es más probable a partir de los 40 o 50 años. Podemos prepararla.
Cuando miramos para atrás, recogemos los frutos de lo realizado. O no. No me refiero a lo económico. ¿Podemos mirarnos en el espejo de los 25 años a medida que maduramos?
14 – Resumiendo.
Una cita de Hillel, que vivió hace más de 2000 años, puede ayudar a repensarnos:
Si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará?
Y si sólo me ocupo de mí, ¿qué soy?
Y si no es ahora, ¿cuándo?
(*) Pablo Doregger (pablodoregger@gmail.com) es titular de Calilog. Desarrolló y dirigió los primeros programas de formación en logística del Río de la Plata: Arlog (Argentina) e Isede (Uruguay) así como programas in company y consultorías en más de 50 empresas, incluyendo –entre otras- a YPF, Unilever, Telefónica, Arcor, Disco, Quilmes, Aluar, Expofrut y -en Uruguay- Coca Cola y Mercado Modelo. Es Ingeniero Industrial (UBA).